Hamilton desperdicia la mejor opción de ser campeón y resucitan Alonso y Raikkonen
La Fórmula 1, que sigue siendo fiel a sus principios, nos ha deleitado con un espectáculo inolvidable sobre asfalto mojado con accidentes, adelantamientos imposibles, derrapadas incontrolables y mucho más; milagro incluido.
El líder del mundial Lewis Hamilton, salía desde la pole, lo cual le dejaba en la situación óptima para proclamarse matemáticamente campeón del mundo. Máxime sabiendo que el rival más cercano, su compañero Fernando Alonso, salía cuarto tras los Ferrari de Kimi Räikkönen y Felipe Massa. En quinto lugar salía David Coulthard (Red Bull), seguido de Ralf Schumacher (Toyota) y Mark Webber (Red Bull), posiciones de salida poco habituales para los tres. Los BMW saldrían por detrás del australiano, muy retrasados en este Gran Premio.
No obstante, de una clasificación en seco a una carrera en mojado. A la espera de la llegada del tifón Krosa, las primeras tormentas se acercaban a Shangai con las pertinentes descargas de lluvia, y todos montaban mixtos para la salida. El semáforo apagaba sus luces con la tensión contenida en varios frentes y Hamilton mantenía su trazada sin demasiados problemas, seguido de Räikkönen y Massa; pero el brasileño vería pronto una mancha plateada por su costado izquierdo lanzarse al giro de derechas, caracoleando en los 240º de curva rueda con rueda y llegando al último vértice de la curva 2 en cuarto lugar tras las letras del Banco Santander del alerón trasero de Alonso.
Un adelantamiento de manual, difícil, arriesgado y limpio que no serviría de nada ya que, seguramente pensando en su siguiente víctima, Alonso dejaba abierta la puerta en la curva 3 y Felipe Massa recuperaba la tercera posición. Por detrás de ellos, el resto del pelotón negociaba las tres primeras curvas con apuros pero limpiamente, a excepción de Ralf Schumacher que trompeaba e iniciaba su particular remontada sobre mojado.
La lluvia hacía de nuevo aparición y los equipos ponían los cinco sentidos ante la posibilidad de tener que cambiar los neumáticos a lluvia extrema. Hamilton seguía rodando fuerte y poco a poco abría hueco con Räikkönen, que a su vez empezaba a perder de vista a su compañero Felipe Massa y a Fernando Alonso, perjudicado por el bajo ritmo del brasileño.
Las cosas pintaban negras como las nubes de Shangai, con Lewis liderando la carrera sin problemas y Fernando taponado en cuarta posición; pero en la Fórmula 1 nunca debe verse más allá del instante sobre la pista ya que el más mínimo cambio de adherencia, un charco inesperado, un fallo de concentración y todo puede cambiar.
Algo así debió pensar Heikki Kovalainen (Renault), que tras su grandísima actuación en Fuji se encontraba con ciertos problemas y se veía rebasado por Sebastian Vettel (Toro Rosso) y Jarno Trulli (Toyota), al tiempo que la dirección de carrera daba avisos de lluvia pronosticada en pocos minutos.
Y mientras en cabeza todo es rodar sin más, la emoción la ponen el grupo de Kovalainen, Button, Rosberg y Ralf Schumacher luchando ni más ni menos que por la duodécima posición.
En medio del grupo, el joven Nico Rosberg adelantaba con maestría a Jenson Button antes de pasar por la meta para iniciar la vuelta 16, en la cual Lewis Hamilton entraba al pitlane para hacer su primera parada. Como ya ocurriera en 2006, la opción más viable pasaba por mantener los mismos neumáticos mixtos ya que al haber perdido el dibujo se asemejaban a unos slicks y proporcionaban en las zonas secas el agarre necesario para rodar con seguridad. Hamilton se decanta por esta opción al igual que Massa dos vueltas después.
Mientras tanto, en la pista, Rosberg y Kovalainen reviven por enésima vez sus duelos de la GP2 con la diferencia de que, en esta ocasión, el finlandés no puede defenderse a causa de un gran sobreviraje en la salida de la curva 2 y el joven representante de Williams lo supera sin problemas.
Al mismo tiempo, Alonso y Kimi vuelan por la pista intentando recortarle a sus respectivos rivales directos el tiempo necesario para pasarlos en el repostaje pero sin éxito en ninguno de los y las posiciones de cabeza seguirían sin alteraciones tras el primer duelo de pit-stops.
Es entonces cuando empieza el verdadero Gran Premio. Mark Webber para y pone neumáticos de seco, al igual que Alex Wurz. Aunque en las primeras curvas tienen serios problemas, poco a poco los Bridgestone toman temperatura y el austriaco de Williams marca la vuelta rápida de carrera, lo cual hace sonar las alarmas en todos los equipos. Tanto es así que en BMW copian la estrategia y le montan los duros de seco a Kubica.
Y como por arte de magia, la lluvia aparece de nuevo cuando ya nadie tiene neumáticos que permitan pilotar sobre mojado. Kimi Räikkönen hace entonces uso de su experiencia curtida en mil batallas y se lanza por Hamilton, consciente de que es su gran oportunidad. De seis a cinco segundos de diferencia, de cinco a cuatro, a tres,… y Kimi empieza a mostrarle el morro de su Ferrari al líder del mundial que suma problemas de adherencia con la responsabilidad del campeonato del mundo y la presión de Iceman.
El inglés aguanta las embestidas pero Kimi es claramente superior. Al paso por la última curva, Ralf Schumacher se sale seguido de Alonso y Adrian Sutil que impacta contra el muro de las cámaras de televisión. La pista estaba muy mojada y con los mixtos degradados es realmente complicado mantener una máquina tan potente como un Fórmula 1. Sin embargo, Kimi y Hamilton mantienen sus respectivas máquinas, aunque las banderas amarillas evitan que el finlandés sobrepase al líder. La toma on-board muestra los cabeceos del Ferrari y cómo Räikkönen lo controla con contravolantes buscando el lateral del McLaren y adelantándolo finalmente en un impresionante alarde de pilotaje sobre mojado.
Pero aún no estaba todo el pescado vendido, ya que Hamilton no se rendía y eso le llevaba a destrozar sus neumáticos traseros. Alonso se le acercaba y el inglés tomaba camino del pitlane para cambiar sus gomas, acercándose sin saberlo al momento del día: en la entrada al pitlane, en la curva hacia la izquierda, el inglés entraba muy pasado y pagaba la novatada del año acabando en la grava y pidiendo desesperadamente a los voluntarios que lo empujaran; pero ya era tarde. Un error de principiante, el que aún no había tenido Hamilton, y el mundial que se abría de repente.
Por si esto fuera poco, lo único que separaba a Kimi de la victoria era Robert Kubica y abandonaba al instante por problemas de la caja de cambios. Mala suerte para el polaco, aunque alegría para Ferrari y Alonso que multiplicaban sus opciones al título.
La dirección de carrera anuncia que no lloverá en 30 minutos, por lo que todo acabaría en seco y Fernando se lanza a la captura de Räikkönen. El asturiano empujaba fuerte pero a cada vuelta que bordaba le respondía Kimi con otra semejante, así que finalmente ambos bajaban el ritmo. Por detrás de ellos, Felipe Massa se descolgaba del ritmo infernal que imponían los más grandes pilotos del momento y llegaba a meta tras un relajado Alonso, mientras Kimi celebraba su quinta victoria de la temporada y su decimocuarta en la Fórmula 1. Vettel, Button, Liuzzi, Heidfeld y Coulthard completaban los puntos en una carrera satisfactoria para casi todos.
Así pues, Hamilton continúa líder pero a tan sólo cuatro puntos de Alonso y siete de Räikkönen. Si tras el GP de Japón el mundial pintaba de color inglés, ahora se le ha sumado el rojo y amarillo español y el azul sobre blanco de Finlandia.
La presión en Brasil estará sobre los hombros de Hamilton, ya que Alonso y Räikkönen no tienen nada que perder y mucho, muchísimo, por ganar. Ni más ni menos que una corona de campeón.