martes, junio 27, 2006

GP de EE.UU - Circuito -

A principios del siglo XX, el trazado de Indianápolis era utilizado como pista de ensayos por todas las compañías automotrices instaladas en Detroit, pero luego la pista se cubrió con ladrillos y comenzaron a desarrollarse competencias deportivas.
El Indianápolis Motor Speedway fue construido en 1909 y la famosa carrera de las 500 Millas, una de las tres citas más importantes que se celebran en esa pista, se disputa allí desde 1911. Antes de celebrar el primer Gran Premio de Fórmula 1 en 2000, se hizo un nuevo trazado, una torre de control, boxes y la sala de prensa.
Los seguidores de los deportes americanos adoran el automovilismo y se estima que unas 200.000 personas asistieron a la carrera inaugural.
Indianápolis está considerada como una de las grandes joyas del automovilismo internacional junto a los trazados de Le Mans y Mónaco.
Se trata de un circuito único, con unas largas rectas y con su inconfundible trazada en forma de óvalo. La carrera está prevista a 73 vueltas, lo que supondrá una distancia total de 306,016 kilómetros. La zona del óvalo comprende 1.822 metros y supone aproximadamente unos 23 segundos por vuelta en los que los pilotos ruedan a máxima velocidad.
La pista incorpora la recta de meta y dos curvas del famoso óvalo de la 'Brickyard' que fluye hacia un circuito interno construido exprofeso, apretado y sinuoso.
Un coche balanceado con una puesta a punto de compromiso es esencial para una competitiva demostración.
El Gran Premio de Estados Unidos de Fórmula se ha disputado en nueve sedes diferentes a lo largo de la historia: Sebring, Riverside, Watkins Glen, Long Beach, Las Vegas, Detroit, Dallas, Phoenix e Indianápolis.
La sección rápida es extremadamente larga, y los coches corren a una velocidad máxima por un período significativo de tiempo, requiriendo baja carga aerodinámica. Sin embargo, la parte interna de la pista es extremadamente apretada y requiere de un buen balance del chasis y de buena tracción.
En el peralte el calor y la resistencia no afectan tanto a los neumáticos como en otros circuitos de la temporada, ya que allí la velocidad es muy alta y constante. Los neumáticos han de tener mucha adherencia para que el piloto pueda ir más rápido en la zona lenta. La superficie de la pista es lisa, así que se necesita mucha adherencia, sobre todo en las curvas lentas.
La mayoría de los equipos optarán por una estrategia de una sola parada en boxes, así que habrá que ver si aguantan las cubiertas.
Si hace calor la duración de los neumáticos será otro factor a tener en cuenta, ya que hay una relación directa entre esto y lo blando del compuesto.
La puesta a punto debe ir encaminada a disponer de una buena tracción para salir de las partes más lentas del circuito, así como también a una buena estabilidad en las frenadas.
Indianápolis exige una baja alta carga aerodinámica en la parte más revirada del circuito y todo lo contrario en la recta.
Saliendo de la curva peraltada, se alcanza una velocidad de 315 km/h al final de la recta de meta antes de frenar muy fuerte para la primera curva y se reduce hasta los 115 en segunda. Tras esta curva de derecha se gira a la izquierda en segunda a alrededor de 130 por hora. Para la siguiente curva, de derecha, se acelera hasta cuarta velocidad (230 km/h) antes de frenar y reducir a segunda para tomar una curva estrecha en la que la velocidad máxima es de 120.
En la salida se vuelve a meter cuarta y se llega a los 260 antes de volver a bajar a segunda, marcha en la que se toman las dos siguientes curvas, llegando a 110 km/h en la horquilla y a 100 en la lenta curva de derecha. La salida de esta curva es muy importante ya que da a la contra recta y, aunque es mucho más corta que la recta principal, una buena velocidad punta es importante. Aquí se alcanzan los 290 por hora en quinta antes de volver a frenar bruscamente y reducir a segunda para una curva a izquierda que se hace a 115.
El control del acelerador es muy importante también a la salida de este giro a la hora de colocar bien el coche para las siguientes curvas. Inmediatamente se baja a primera velocidad para tomar las dos curvas siguientes, que son muy estrechas: la primera se hace a 60, tras la que se acelera y se vuelve a frenar para la segunda, donde la velocidad mínima será de unos 65 km/h. A la salida, se mete tercera, a unos 210, antes de reducir a segunda otra vez para trazar la importantísima curva de derecha que lleva al óvalo.
Se llega a los 130 por hora y, a la salida, se trata de apretar el acelerador a fondo lo más rápido posible ya que eso determinará la velocidad en la recta de meta. La curva que lleva al óvalo se hace en quinta a 265, mientras que la peraltada se traza a fondo a más de 300 por hora para completar una vuelta al cruzar por la famosa yarda de ladrillos.
El circuito tiene una longitud de 4.192 km, está previsto a 73 vueltas con lo que su distancia será de 306,016 kilómetros.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.